Persépolis, un canto a la incomprensión
Persépolis nos presenta una historia muy compleja con la libertad que otorga el hecho de rodarla con dibujos animados. Su tono se contradice por momentos. Al pesimismo que denota su imagen en blanco y negro, así como el devenir de los hechos, se contrapone el optimismo, vitalidad y rebeldía que desprende su protagonista. A través de su vida, los cineastas (uno francés y otra iraní), nos cuentan la triste historia de Irán desde la esperanzadora caída del Sha de Persia hasta la tiranía y la vuelta al pasado que supuso la Revolución Islámica.
La vida de nuestra protagonista, idealista hasta el extremo, se ve plagada de obstáculos allá donde va. Aunque, supuestamente, defiende unos ideales libertarios comunistas, en realidad la película se transforma en acérrima crítica del régimen islámico que ha hecho de Irán un país tercermundista carente de libertades de las que antes disfrutaban sus habitantes. Y nuestra protagonista y su familia anhelan su libertad. Anhelan ser libres para beber, para vestir, para caminar... Es una película realmente profunda que no sólo nos habla de la desgracia sufrida en Irán. Es mucho más, es una oda a la libertad, es la tragedia de la inmigración, es incomprensión, es rebeldía... son ganas de vivir.