Las nuevas promesas del cine español
Mientras en el Festival de Cannes se aclama a nuestros cineastas más consagrados, dígase Amenábar, Almodóvar o Coixet, en los últimos años España ha alumbrado a una generación de jóvenes directores que lo tienen todo para comerse el mundo. Entre estos cabe destacar a Paco Plaza (quien alumbró el éxito de terror [Rec] junto al conocido Jaume Balagueró), Juan Antonio Bayona, Nacho Vigalondo, Juan Carlos Fresnadillo o Santiago Zannou.
Bayona es, quizás, el más conocido de ellos y al que se le presenta un futuro próximo más atractivo. Su salto a la fama, procedente del mundo de los videoclips, lo protagonizó con la multipremiada El orfanato, éxito en nuestra taquilla que atravesó fronteras. Desde ese momento Guillermo del Toro se fijó en él para sus nuevos proyectos y hace poco firmó para Universal Studios como director de Hater, thriller basado en una novela. Además ya se ha puesto manos a la obra con su guionista de El orfanato para realizar una nueva película con el apoyo de Telecinco y su nombre se rumorea para dirigir la saga de Crepúsculo.
Juan Carlos Fresnadillo, nominado al Oscar por su corto Esposados, rodó la inquietante Intacto y eso le sirvió de pasaporte para rodar 28 semanas después, secuela de un film de Danny Boyle (Trainspotting, Slumdog millionaire...) con buenos resultados en taquilla y con la crítica a su favor.
Santiago Zannou, uno de los últimos en llegar, lo hace con 3 goyas para su película bajo el brazo. El truco del manco, historia de superación de un discapacitado físico cuyo sueño es abrirse hueco en la industria de la música (una suerte de Eminem y 8 millas a la española, con mayor trasfondo social), fue una de las triunfadoras en la última gala del cine español. Formado en la Escuela Cinematográfica de Barcelona (al igual que Balagueró) ya está preparando nuevos proyectos.
Pero si Zannou triunfó con su historia de drama social ubicado en un barrio desfavorecido, Nacho Vigalondo tuvo que contentarse con una mera nominación a director novel. No sólo merecía la nominación, sino que debería haber vencido y ser nominado en más categorías. Su obra, Los cronocrímenes, tiene destellos de mucha calidad, reflejo de que tras la cámara hay un gran director en ciernes. El cántabro, familiar de uno de los miembros de Mocedades, firma una película de bajo presupuesto pero de gran factura cinematográfica. Sin embargo, tanto la industria como la Academia del cine español le han dado de lado, dándose la paradoja de que su película se distribuyó antes en las salas extranjeras que en las españolas y que, incluso, se había firmado el contrato para rodar un remake antes de su estreno en España. Una pena que el cine español no siempre sepa cuidar con mimo sus obras de calidad.
Bayona es, quizás, el más conocido de ellos y al que se le presenta un futuro próximo más atractivo. Su salto a la fama, procedente del mundo de los videoclips, lo protagonizó con la multipremiada El orfanato, éxito en nuestra taquilla que atravesó fronteras. Desde ese momento Guillermo del Toro se fijó en él para sus nuevos proyectos y hace poco firmó para Universal Studios como director de Hater, thriller basado en una novela. Además ya se ha puesto manos a la obra con su guionista de El orfanato para realizar una nueva película con el apoyo de Telecinco y su nombre se rumorea para dirigir la saga de Crepúsculo.
Juan Carlos Fresnadillo, nominado al Oscar por su corto Esposados, rodó la inquietante Intacto y eso le sirvió de pasaporte para rodar 28 semanas después, secuela de un film de Danny Boyle (Trainspotting, Slumdog millionaire...) con buenos resultados en taquilla y con la crítica a su favor.
Santiago Zannou, uno de los últimos en llegar, lo hace con 3 goyas para su película bajo el brazo. El truco del manco, historia de superación de un discapacitado físico cuyo sueño es abrirse hueco en la industria de la música (una suerte de Eminem y 8 millas a la española, con mayor trasfondo social), fue una de las triunfadoras en la última gala del cine español. Formado en la Escuela Cinematográfica de Barcelona (al igual que Balagueró) ya está preparando nuevos proyectos.
Pero si Zannou triunfó con su historia de drama social ubicado en un barrio desfavorecido, Nacho Vigalondo tuvo que contentarse con una mera nominación a director novel. No sólo merecía la nominación, sino que debería haber vencido y ser nominado en más categorías. Su obra, Los cronocrímenes, tiene destellos de mucha calidad, reflejo de que tras la cámara hay un gran director en ciernes. El cántabro, familiar de uno de los miembros de Mocedades, firma una película de bajo presupuesto pero de gran factura cinematográfica. Sin embargo, tanto la industria como la Academia del cine español le han dado de lado, dándose la paradoja de que su película se distribuyó antes en las salas extranjeras que en las españolas y que, incluso, se había firmado el contrato para rodar un remake antes de su estreno en España. Una pena que el cine español no siempre sepa cuidar con mimo sus obras de calidad.
Esperemos que el futuro del cine español esté muy lejos de la secta de la sgae y la ceja...
Por cierto, quería felicitarte por el cambio de look del blog. Me imagino el trabajo que te habrá dado pero desde luego ha ganado muchísimo.
Saludos desde Bruselas¡¡¡
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