El cine de boxeo no se caracteriza por ser muy prolífico ni ajustado a la realidad. Sin embargo nos encontramos con algunas fabulosas excepciones como son Rocky y Toro Salvaje, las cuales giran en torno a sus protagonistas: Rocky Balboa, el aficionado ante la oportunidad de su vida, y Jake LaMotta, el campeón atormentado. Los que boxean y saben de ello no dudan en alabar el filme de Martin Scorsese como el más realista y el que mejor expresa la realidad de este duro deporte.
Será casualidad pero Rocky y LaMotta comparten origen italiano y compañías del entorno de Cosa Nostra, tema muy recurrente cuando el protagonista es boxeador, cosa que Elia Kazan supo reflejar en su preciosa La ley del silencio, con Marlon Brando en el papel estelar. Y es que el mundo del boxeo siempre ha sido retratado como algo sórdido, con oscuros intereses por parte de grupos criminales, nido de apuestas ilegales y epicentro de un espectáculo aberrante, barriobajero y sanguinolento. Y, aunque de todo ha habido, hay que saber diferenciar.
En EEUU la mafia siempre ha sobrevolado el ring con el único afán de enriquecerse a través del amaño de apuestas, algo reconocido por el ex-capo Sonny Franzese. Es más, la rumorología no se olvida de un combate perdido por Muhammad Ali contra todo pronóstico... Hoy en día su presencia no es tan notoria como en los años 30 ó 50 y el principal promotor de boxeo, Don King, es casi peor que todos ellos juntos. Es más, este magnate afroamericano es quien realmente está impidiendo a Castillejo su aventura trasatlántica.
Pero no sólo Rocky y Toro Salvaje se sumergen en este mundillo, sino que hay una serie de films también interesantes como Cinderella Man, The Boxer (trasladándonos a la Irlanda del Norte) o Million Dollar Baby. El biopic sobre Mohammed Ali (Ali, con Will Smith) no parece convencer a nadie, incluido al actor Mickey Rourke, ex-boxeador aficionado, que aseguró que Will Smith no le aguantaría ni un round.
En España la situación no es para nada boyante. De nuestra cantera no paran de surgir nuevos campeones europeos pero sólo Javier Castillejo se puede permitir el lujo de dedicarse profesionalmente al boxeo. Otros, como Iván Pozo, han tenido la suerte de encontrar apoyo en Míchel Salgado y Lorenzo Sanz y así poder afrontar nuevos retos. Es importante cambiar el concepto que se tiene de este deporte y quitarnos de la cabeza a todas esas viejas figuras del boxeo patrio que acabaron casi mendigando, suicidándose (como Urtaín) o "desbocándose" (como el Poli Díaz o Potro de Vallecas, que digo yo que si en Rocky Sylvester Stallone era apodado el Potro italiano, quizás tenga algo que ver). También nuestro cine ha tratado de aproximarse al ring pero no lo ha hecho con gran acierto y debemos conformarnos con las discretas A golpes y Segundo asalto.
Por ello invito a disfrutar de Rocky, por la que Stallone saltó a la fama gracias a sus nominaciones a los Oscar por su interpretación y su guión, el cual escribió en apenas 3 días tras presenciar un combate de Muhammad Ali. Además tampoco se os pasará por alto su reconocible banda sonora. Pero me quedo con Toro Salvaje, quizás por mi devoción por el neoyorkino Scorsese o puede que por los 30 kilos que engordó Robert de Niro estableciendo un nuevo récord. O puede que en el fondo todo se deba a que se basa en la historia de Jake LaMotta contada por él mismo en blanco y negro, lo que te transporta en el tiempo hasta sentirte sentado en un club de la época, saboreando un daikiri mientras alguien canturrea en el escenario y tus compañeros de mesa alardean de su posición social lograda a costa de estafar, extorsionar y matar.