Díaz Ferrán, símbolo de la crisis
El presidente de la CEOE está en el disparadero de todos en este momento. Tanto es así que ha pasado de ser conocido a ser famoso y, casi, a robar minutos a la todopoderosa Belén Esteban. Díaz Ferrán se ha convertido en el nuevo símbolo de esta crisis española, de la que no se salva ni el presidente de la patronal de empresarios. Su delicada situación, a nivel empresarial más bien, ya ha dado pie para que proliferen encuestas del tipo ¿debería dimitir de la CEOE? y los resultados son abrumadores: más del 90% de los solícitos anónimos votantes vía internet abogan por su dimisión.
Que dimita no será la solución a los males de Marsans ni supondrá el esperado brote verde, pero a la izquierda anticapitalista les vendrá como anillo al dedo. Símbolo del capitalismo caído por sus propias maniobras. Y qué decir de los sindicatos, que tras pasearse por Madrid pidiendo -casi- la cabeza de los empresarios, tendrán aquí un ejemplo perfecto para enroscarse en sus posiciones y reivindicar a los sufridos asalariados -que lo son- frente a los déspotas empresarios.
A pesar de todo, creo que debería dimitir, aunque sólo sea porque no da muy buen ejemplo y porque ya lleva varios lustros al frente de la CEOE y, como en todos los sitios, se necesita savia nueva para adaptarse a los nuevos tiempos. Claro que Díaz Ferrán tratará de salvar el pescuezo y Viajes Marsans negociando con su dimisión, pues no en vano viene realizando un doble juego desde que la economía empezó a caer en picado.
Se mantuvo en una discreta posición sin hostigar especialmente al Gobierno hasta que la situación fue insostenible, y como las casualidades no ocurren en política, y esto es política, no es muy difícil deducir que a cambio de sus tibias críticas algo habrán sacado sus empresas que bordeaban la bancarrota. Hasta ahora, cuando Air Comet ha terminado por venirse a pique. Antes vendió Pullmantur, Kirchner nacionalizó sus Aerolíneas Argentinas, consiguió aplazar in extremis el vencimiento de un préstamo de Caja Madrid... en resumen, que Díaz Ferrán tenía que saber lo que se le venía encima y, quizás, la única salida para salvar la última y jugosa pieza de su otrora imperio turístico, Marsans, sea la dimisión pactada.
Que dimita no será la solución a los males de Marsans ni supondrá el esperado brote verde, pero a la izquierda anticapitalista les vendrá como anillo al dedo. Símbolo del capitalismo caído por sus propias maniobras. Y qué decir de los sindicatos, que tras pasearse por Madrid pidiendo -casi- la cabeza de los empresarios, tendrán aquí un ejemplo perfecto para enroscarse en sus posiciones y reivindicar a los sufridos asalariados -que lo son- frente a los déspotas empresarios.
A pesar de todo, creo que debería dimitir, aunque sólo sea porque no da muy buen ejemplo y porque ya lleva varios lustros al frente de la CEOE y, como en todos los sitios, se necesita savia nueva para adaptarse a los nuevos tiempos. Claro que Díaz Ferrán tratará de salvar el pescuezo y Viajes Marsans negociando con su dimisión, pues no en vano viene realizando un doble juego desde que la economía empezó a caer en picado.
Se mantuvo en una discreta posición sin hostigar especialmente al Gobierno hasta que la situación fue insostenible, y como las casualidades no ocurren en política, y esto es política, no es muy difícil deducir que a cambio de sus tibias críticas algo habrán sacado sus empresas que bordeaban la bancarrota. Hasta ahora, cuando Air Comet ha terminado por venirse a pique. Antes vendió Pullmantur, Kirchner nacionalizó sus Aerolíneas Argentinas, consiguió aplazar in extremis el vencimiento de un préstamo de Caja Madrid... en resumen, que Díaz Ferrán tenía que saber lo que se le venía encima y, quizás, la única salida para salvar la última y jugosa pieza de su otrora imperio turístico, Marsans, sea la dimisión pactada.