Nos vuelven locos los piratas
No sólo el famoso pirata Jack Sparrow, interpretado por el no menos genial Johnny Depp, es capaz de acaparar titulares y lograr que millones de miradas se dirijan hacia su persona. También los piratas somalíes, desprovistos del glamour del maquillado protagonista de Piratas del Caribe pero equipados con armas mucho más serias, se han hecho un hueco en los informativos y el prime time español.
Antes del Alakrana ya vivimos un caso similar que puso en jaque al Gobierno español, el cual parece no haber aprendido nada de aquella experiencia. En aquel momento dudaron entre la contundencia militar y la negociación, lo que prolongó la angustiosa situación para acabar resolviéndose a favor de los secuestradores, que fueron generosamente recompensados. Ya se advirtió que podría servir de ejemplo para piratas advenedizos, y así ha sido. Los barcos españoles cogieron fama de ser presa fácil y sustanciosa.
Nuevamente el Gobierno de Zapatero ha dudado. Incapaz de emular a nuestros vecinos franceses, quienes con un par de cañonazos bien dados y una coordinada operación de asalto al buque lograron el respeto de los piratas africanos, e ineptos en la negociación. Para más inri el arresto de dos de los piratas, que prometía ser una buena jugada del Estado de derecho y un punto para Zapatero, se ha convertido en un chantaje cantado, sometiendo más si cabe a España. En Somalia ya se frotan las manos.
Y todo por no actuar como es debido, pues para algo tenemos un ejército suficientemente preparado con actividad por la zona. Pero Zapatero y sus ministros no piensan como estadistas dispuestos a reivindicar su sitio en el mundo, sino como políticos a los que les aterra el coste político que podría derivarse de una acción de ese calado. Y ése es el problema. Su miedo atenaza a este Gobierno, y ese miedo mantiene a nuestros pescadores como rehenes. Sin duda habrán sopesado el coste político de los rehenes y les será más rentable. Me pregunto qué habrían hecho con Perejil.
Antes del Alakrana ya vivimos un caso similar que puso en jaque al Gobierno español, el cual parece no haber aprendido nada de aquella experiencia. En aquel momento dudaron entre la contundencia militar y la negociación, lo que prolongó la angustiosa situación para acabar resolviéndose a favor de los secuestradores, que fueron generosamente recompensados. Ya se advirtió que podría servir de ejemplo para piratas advenedizos, y así ha sido. Los barcos españoles cogieron fama de ser presa fácil y sustanciosa.
Nuevamente el Gobierno de Zapatero ha dudado. Incapaz de emular a nuestros vecinos franceses, quienes con un par de cañonazos bien dados y una coordinada operación de asalto al buque lograron el respeto de los piratas africanos, e ineptos en la negociación. Para más inri el arresto de dos de los piratas, que prometía ser una buena jugada del Estado de derecho y un punto para Zapatero, se ha convertido en un chantaje cantado, sometiendo más si cabe a España. En Somalia ya se frotan las manos.
Y todo por no actuar como es debido, pues para algo tenemos un ejército suficientemente preparado con actividad por la zona. Pero Zapatero y sus ministros no piensan como estadistas dispuestos a reivindicar su sitio en el mundo, sino como políticos a los que les aterra el coste político que podría derivarse de una acción de ese calado. Y ése es el problema. Su miedo atenaza a este Gobierno, y ese miedo mantiene a nuestros pescadores como rehenes. Sin duda habrán sopesado el coste político de los rehenes y les será más rentable. Me pregunto qué habrían hecho con Perejil.
Una situación como la que ha creado el gobierno debería de saldarse con, por lo menos, la dimisión de la ministra de Defensa. Han mentido descaradamente, ya que desde la mañana se sabía el boquete que se le hizo al atunero, pero el gobierno mandó ocultarlo.
Por otro lado, no se cuenta que la situación de los marineros españoles de la Operación Atalanta es de pena. No quedan víveres y Defensa se niega a mandar más. De perogrullo.
Saludos.
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