El Matiz

Con el regreso de Florentino al Real Madrid y su proyecto faraónico, el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, rápidamente salió a la palestra criticando la política de fichajes del club merengue, tildándola de despilfarro, ilógica y diversos calificativos más. No sólo le carcomía ver a su eterno rival reforzarse a lo grande, con cracks mundiales, pagando enormes cantidades de dinero, sino que además comprobaba cómo Florentino estaba logrando eclipsar por completo al equipo del triplete. Y eso no lo podía consentir.

El Barça suspende en marketing si lo comparamos con el Real Madrid de Florentino, así como también lo hace el PP frente al PSOE (aunque últimamente están trabajando en ello de la mano de González Pons). Una muestra son las espectaculares presentaciones de Kaká, Cristiano Ronaldo y Benzema, que no sólo congregaron a una muchedumbre en el Santiago Bernabéu -llegando a superar el mítico récord de la presentación de Maradona en Nápoles- sino que dieron la vuelta al mundo, rentabilizando en publicidad el coste del evento. Ésa es la política de Florentino.

Pero Laporta no pudo más y dando muestras de hipocresía e incoherencia imitó el modelo del Madrid al pagar una millonada por Ibrahimovic, con unas cifras que se mueven en torno a los 80 millones de euros si tenemos en cuenta la valoración de Etoo, fantástico futbolista al que se incluyó en el traspaso. No contento con ello Laporta también se pasa al baloncesto, sección antaño olvidada por Florentino pero que ahora repesca a golpe de talonario y calidad, entrometiéndose en el fichaje de Ricky Rubio. Las cifras que manejan son desorbitadas para el basket y el Barça ya anda ofreciendo 3 millones, frente al medio millón más de los merengues. Y esto no ha acabado, ya que el presidente del Juventut, equipo de Ricky, exige más, y mucho me temo que el club culé acabará cediendo y cayendo en la trampa que con tanto ahinco se atrevió a criticar a principios de verano. No es nuevo que a Laporta le pierda la boca.