Aquel golpe de Estado
No me refiero al 23F de Tejero ni al que acabó con la triste II República, sino al golpe de Estado en clave de partido político protagonizado hace, más o menos, un año por 2 medios de comunicación, COPE y El Mundo. ¿Y a qué viene ésto justo ahora? Pues a que sus efectos siguen sintiéndose hoy en día, así como ciertas represalias en forma de silencio tomadas por la cúpula del PP.
COPE y El Mundo entraron de lleno en la política interna del Partido Popular, con el objetivo de encumbrar a su candidata, Esperanza Aguirre, y apartar del poder al líder democráticamente elegido, Mariano Rajoy, y, en el peor de los casos, tumbar las opciones de Ruiz-Gallardón. La intromisión de estos medios no consiguió más que debilitar al principal partido de la oposición y tal inestabilidad llega a nuestros días. Pero todo tiene un origen.
El PP de Rajoy dejó que fueran COPE y El Mundo quienes lideraran la labor de oposición al PSOE, evitando el desgaste político que eso supone y llegando al electorado a través de prensa escrita y radiofónica. La estrategia, que parecía buena e inteligente -de hecho gente como PedroJota y Losantos movilizaron a millones de personas-, se volvió contra el propio partido por culpa de un mal cálculo. Tanto poder cedió el PP que, cuando COPE y El Mundo se vieron respaldados por el electorado de centro-derecha, comenzaron su ofensiva personal para "controlar" el partido mediante la imposición mediática de su candidata. Al más puro estilo de Ciudadano Kane.
Esperanza Aguirre, esa candidata que nunca llegó a ser tal, aprovechó la situación, pues evitaba quemarse y enfrascarse en absurdas disputas y a la vez su imagen era proyectada a millones de votantes como la persona ideal para liderar el PP. Ayer mismo nos recordaba que no se resignaba, lo que es una nueva declaración de intenciones, y a esa cita no faltarán la radio episcopal ni el periódico sensacionalista citados. Estos medios fueron capaces de ir más allá de los potenciales votantes del PP y lograron calar entre los propios afiliados del partido, quienes se vieron más representados por las ideas de los líderes mediáticos que por las del partido en que militan y al que pagan religiosamente su cuota.
Rajoy decidió coger distancia con respecto a la COPE, especialmente, para proteger la imagen de centrismo que reclamaba parte de la sociedad y por la que ha apostado el nuevo Ejecutivo "popular". Esto se ha traducido en un silencio sepulcral al atropello de la CAC catalana en la concesión de nuevas emisoras de radio en esa Comunidad Autónoma, donde no sólo ha negado nuevas frecuencias a la COPE, sino que le ha arrebatado 2 por el simple hecho de opinar de forma contraria a lo que gusta por la Generalitat. Ante este atropello a la libertad de expresión el PP, a nivel nacional, debería haber saltado, exigido responsabilidades y acusado directamente a los implicados en tal atentado contra nuestro Estado de derecho. Sin embargo, las viejas rencillas han podido más. Supongo que donde las dan, las toman; aunque perdemos todos por culpa de intereses particulares de unos cuantos.
COPE y El Mundo entraron de lleno en la política interna del Partido Popular, con el objetivo de encumbrar a su candidata, Esperanza Aguirre, y apartar del poder al líder democráticamente elegido, Mariano Rajoy, y, en el peor de los casos, tumbar las opciones de Ruiz-Gallardón. La intromisión de estos medios no consiguió más que debilitar al principal partido de la oposición y tal inestabilidad llega a nuestros días. Pero todo tiene un origen.
El PP de Rajoy dejó que fueran COPE y El Mundo quienes lideraran la labor de oposición al PSOE, evitando el desgaste político que eso supone y llegando al electorado a través de prensa escrita y radiofónica. La estrategia, que parecía buena e inteligente -de hecho gente como PedroJota y Losantos movilizaron a millones de personas-, se volvió contra el propio partido por culpa de un mal cálculo. Tanto poder cedió el PP que, cuando COPE y El Mundo se vieron respaldados por el electorado de centro-derecha, comenzaron su ofensiva personal para "controlar" el partido mediante la imposición mediática de su candidata. Al más puro estilo de Ciudadano Kane.
Esperanza Aguirre, esa candidata que nunca llegó a ser tal, aprovechó la situación, pues evitaba quemarse y enfrascarse en absurdas disputas y a la vez su imagen era proyectada a millones de votantes como la persona ideal para liderar el PP. Ayer mismo nos recordaba que no se resignaba, lo que es una nueva declaración de intenciones, y a esa cita no faltarán la radio episcopal ni el periódico sensacionalista citados. Estos medios fueron capaces de ir más allá de los potenciales votantes del PP y lograron calar entre los propios afiliados del partido, quienes se vieron más representados por las ideas de los líderes mediáticos que por las del partido en que militan y al que pagan religiosamente su cuota.
Rajoy decidió coger distancia con respecto a la COPE, especialmente, para proteger la imagen de centrismo que reclamaba parte de la sociedad y por la que ha apostado el nuevo Ejecutivo "popular". Esto se ha traducido en un silencio sepulcral al atropello de la CAC catalana en la concesión de nuevas emisoras de radio en esa Comunidad Autónoma, donde no sólo ha negado nuevas frecuencias a la COPE, sino que le ha arrebatado 2 por el simple hecho de opinar de forma contraria a lo que gusta por la Generalitat. Ante este atropello a la libertad de expresión el PP, a nivel nacional, debería haber saltado, exigido responsabilidades y acusado directamente a los implicados en tal atentado contra nuestro Estado de derecho. Sin embargo, las viejas rencillas han podido más. Supongo que donde las dan, las toman; aunque perdemos todos por culpa de intereses particulares de unos cuantos.
bueno lo de q Rajoy es el candidato "democraticamente elegido" suena un poco a guasa, ya que en España todas las listas son cerradas. una pseudo-democracia en realidad.
En primer lugar, creo que hablar de El Mundo como periódico sensacionalista es un disparate. Es un periódico serio, de los pocos que desarrolla periodismo de investigación, y un periódico que, ideológicamente no se sitúa, ni mucho menos en la derecha rancia y muchas veces demagógica de otros diarios que nunca me gustaron.
El ejemplo de diario sensacionalista, por sus ideas, su formato y su diseño, sería, por ejemplo Público. Pero, como suele decirse vulgarmente, comparar a esos dos diarios serían comparar a Dios con los gitanos, y que me perdonen ateos y etnias minoritarias.
Y, en referencia a lo del supuesto golpe de mano de El Mundo y la COPE, ¿habría que pensar que el PSOE se encuentra en continuo estado de sitio por el golpe de Estado diario del Grupo PRISA?
En cuanto a lo democrático de la elección de Rajoy... Pues en fin, dejémoslo estar. Por cierto, que si hubiese llevado una estrategia de comunicación y medios un poco más coherente, y sin oscilar entre el boicot a PRISA y los desprecios a la COPE, otro gallo cantaría.
Querido Ramón:
Soy oyente de la COPE, lector de El Mundo y votante de Rajoy y de Esperanza, así que voy a opinar con el mayor fundamento posible.
Explica tu estupendo post, muy bien, que en la anterior Legislatura fueron los dos medios que citas los que dirigieron la oposición, y esto es así: no olvidemos el tremendo caso del 11-marzo, dondo los diputados del PP parecían mandadillos de Federico y Pedro J. Claro, esto no es culpa ni de El Mundo ni de la COPE, sino de Rajoy, que hizo un cálculo que le salió mal.
Luego, tu post omite una pequeña circunstancia, importante: Rajoy perdió las elecciones. Raúl del Pozo, en El Mundo, lo dijo de forma exacta: "Rajoy habría sido un gran primer ministro, pero ha perdido dos elecciones y debe irse". Usas una frase terrible, excesiva: la COPE y El Mundo montaron "un golpe de Esado". No, Ramón, no, un golpe de Estado es algo ilegal, y estos dos medios hicieron algo legalísimo y legitimísimo, como es defender una salida a la situación post-electoral. Es lo mismo que hicieron El País y los demás socialistas, que en la crisis del PP defendieron que siguieran Mariano y su gente. Visto lo visto, hay que admitir que acertaron plenamente (para sus intereses y los del PSOE, claro).
En fin, de Esperanza Aguirre ahora no voy ni a opinar: tuvo hace 4 meses la posibilidad de presentarse, o al menos de empezar a recoger avales. No lo hizo, así que ahora no tiene ningún derecho a volver a dar la lata con que si Mariano sí, Mariano no.
Para eso ya estamos Federico, Pedro J y nosotros.
#Alberto, sé que no es el sistema más democrático para elegir presidente del partido, pero los afiliados del PP son los que en última instancia deciden por medio de sus votos. La elección es democrática en sí
#Cayo, como ves este artículo no es más que lo comenté en tu blog. Yo creo que El Mundo es un periódico bastante sensacionalista (sin ser exagerado), lo cual no quita para que también sea un diario que cree a ciegas en el periodismo de investigación. También Interviú basa su publicación en la investigación periodística y es igualmente sensacionalista en la forma de tratar sus noticias. Estoy contigo en que la política llevada por Rajoy con respecto a los medios de comunicación ha sido nefasta y así está ahora.
#Fernando, esa frase de Raúl del Pozo es lo mismo que pensamos muchos (entre ellos yo) en su momento, pero no me resigno a verlo de Presidente, pues sigue siendo mi preferido de todos los futuribles. Cierto que lo de golpe de Estado suena fuerte, pero asi es más impactante a la vista, jeje De todas formas considero que hay formas y formas para opinar, y COPE y EL Mundo se involucraron demasiado, tratando de colocar a su candidata para quitar a un tipo elegido por sus afiliados. No hablo de algo ilegal, porque no hay nada ilícito en ello, sino del intento de, en cierto modo, dirigir los designios de un partido político que pertenece a sus afiliados. No deja de ser una extralimitación a la que nos tienen acostumbrados los medios de comunicación; de ahí esa comparación con el film de Orson Welles.
Conforme contigo, Ramón. No sé cómo será en otros países, pero en España los medios de comunicación no son sólo los notarios de la realidad, sino que quieren influir en ella y dirigirla.
Sí, El Mundo y la COPE, que son mis medios junto a radio Intereconomía, se tomaron aquello como quien tutela a un menor de edad o a un tonto. Lo malo (o lo bueno, no sé) es que Esperanza no quiso arriesgarse sin tener todas las garantías de éxito, y eso en política no suele salir bien: ahí tenemos a Zapatero, cuando se tiró a la piscina del Congreso del PSOE que le eligió.
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