Y vino un francés a defender la tauromaquia
¡Qué curioso el mundo de los toros! Una tradición tan española y tiene que ser un francés quien, a través de la filosofía y el pensamiento, defienda nuestra Fiesta Nacional. Quizás sea porque lo transpirenaico está de moda en la tauromaquia, léase Sebastian Castella y ahora este tal Francis Wolff. De hecho el pensador y profesor de la universidad en París ha logrado agotar 5 ediciones de su libro en Francia y desembarca en España dispuesto a cosechar un éxito similar y a dar argumentos a los defensores del toreo.
Fíjense si es curioso este mundillo, que en España nos damos de tortas entre defensores del toreo y detractores del mismo, con los ecologistas a la cabeza. ¡Menuda estirpe son estos ecologistas! Pero nuestra polémica traspasa fronteras y en países tan lejanos como Irlanda o Rumanía también surge la división de opiniones a este respecto. Hay quienes ven la tauromaquia como una tradición muy española y latinoamericana (sin desmerecer a portugueses y franceses que también forman parte de este circo) y son capaces de apreciar belleza en ella. No en vano muchos lo consideran otro arte, el cual, por cierto, es muy complicado dominar. Y no me refiero sólo a saltar al ruedo y encarar a un astado, sino comprender los entresijos y terminología que tan bien expone El Cossío.
Por otro lado están todos aquéllos que no pueden ver otra cosa sino la tortura de un animal, la sangre del bicho por doquier y un público entregado y jaleando la gesta del matador. Les parece un espectáculo horrendo, y puede lo que sea desde su inamovible punto de vista. No lo dudo. Pero probablemente ése sea su gran problema, su incapacidad para empatizar con quienes no opinan igual. Y eso es muy peligroso, sobre todo para quien pretenda considerarse progresista y esté tan falto de cualidades intelectuales o humanas.
No obstante parece imposible que lleguemos a entendernos. Si uno no cede, el otro menos. Y la tauromaquia, por suerte, no entiende de política, y gusta tanto a derechas como a izquierdas, tanto a PP como PSOE, y además es universal, viéndose mujeres y hombres, cultos refinados y "paletos" compartiendo el mismo espectáculo. Si hay algo que no les entra en la cabeza a los ecologistas es que los toros de lidia simplemente desaparecerían de la faz de la Tierra. Su coste de mantenimiento no es asumible, y su peligrosidad hace inviable dejarlos sueltos por una dehesa. Francis Wolff dice algo así como "la ecología es la defensa del ecosistema, las especies y la explotación ganadera", así que no se explica lo que pretenden esos supuestos ecologistas.
Fíjense si es curioso este mundillo, que en España nos damos de tortas entre defensores del toreo y detractores del mismo, con los ecologistas a la cabeza. ¡Menuda estirpe son estos ecologistas! Pero nuestra polémica traspasa fronteras y en países tan lejanos como Irlanda o Rumanía también surge la división de opiniones a este respecto. Hay quienes ven la tauromaquia como una tradición muy española y latinoamericana (sin desmerecer a portugueses y franceses que también forman parte de este circo) y son capaces de apreciar belleza en ella. No en vano muchos lo consideran otro arte, el cual, por cierto, es muy complicado dominar. Y no me refiero sólo a saltar al ruedo y encarar a un astado, sino comprender los entresijos y terminología que tan bien expone El Cossío.
Por otro lado están todos aquéllos que no pueden ver otra cosa sino la tortura de un animal, la sangre del bicho por doquier y un público entregado y jaleando la gesta del matador. Les parece un espectáculo horrendo, y puede lo que sea desde su inamovible punto de vista. No lo dudo. Pero probablemente ése sea su gran problema, su incapacidad para empatizar con quienes no opinan igual. Y eso es muy peligroso, sobre todo para quien pretenda considerarse progresista y esté tan falto de cualidades intelectuales o humanas.
No obstante parece imposible que lleguemos a entendernos. Si uno no cede, el otro menos. Y la tauromaquia, por suerte, no entiende de política, y gusta tanto a derechas como a izquierdas, tanto a PP como PSOE, y además es universal, viéndose mujeres y hombres, cultos refinados y "paletos" compartiendo el mismo espectáculo. Si hay algo que no les entra en la cabeza a los ecologistas es que los toros de lidia simplemente desaparecerían de la faz de la Tierra. Su coste de mantenimiento no es asumible, y su peligrosidad hace inviable dejarlos sueltos por una dehesa. Francis Wolff dice algo así como "la ecología es la defensa del ecosistema, las especies y la explotación ganadera", así que no se explica lo que pretenden esos supuestos ecologistas.
Por supuesto que la Tauromaquia gusta, porque por mucho que digan los ecoloprogres, es un arte en sí misma.
Un saludo
Bueno, como aficionado y defensor de la Fiesta, diré que cada vez que tengo una discusión acerca de ésto, siempre llego a un punto en que reconozco que es casi imposible defender los Toros desde la razón.
Hay un pico de salvajismo y de crueldad que es un hecho, pero a mí me compensa el ir a la plaza, aprender de los mayores (en otro evento eso es utópico), callarme, y aplaudir o levantarme tras una buena faena.
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