UPN no dejó otra opción
La codicia y falta de escrúpulos de Miguel Sanz han provocado que el PP anuncie su firme intención de constituir partido político propio en Navarra. Es loable la actitud seguida por Mariano Rajoy, tendiendo la mano a un posible acuerdo en caso de que la dirección de UPN rectificara, manteniendo vigente aquel acuerdo suscrito hace más de 15 años. Sin embargo, las represalias tomadas por parte del grupo navarro contra quienes defendían el apoyo a las tesis populares no han dejado mayor margen de maniobra a Génova, que acaba de comunicar que pondrá en marcha las medidas necesarias para "instalar de nuevo al PP en Navarra".
La lealtad de Rajoy hacia Pamplona y Navarra es incuestionable, incluso abanderando aquella multitudinaria manifestación contra la venta de Navarra al País Vasco por parte del Ejecutivo de Zapatero. Por contra, Miguel Sanz y sus correligionarios le han pagado con la traición supeditada a sus propios intereses, condicionados por el inteligente pacto del PSOE y los posibles tejemanejes del empresario Antonio Catalán. De modo que en no mucho tiempo se volverá a poder votar al Partido Popular en Navarra, compitiendo por los votos de UPN. Los unionistas se han retratado ante su pueblo y es por eso que Mariano deja la puerta abierta a aquellos afiliados que deseen defender los valores "populares". Algunos se irán por convicción y otros por buscar un futuro político.
A Mariano no dejan de crecerle los enanos, y no por falta de liderazgo sino por los fuertes grupos de poder surgidos en los últimos tiempos, que son los que realmente han desgastado a Rajoy. Y es ahora cuando lamento el gran Presidente que ha perdido este país, aunque confío en que todo cambie en las próximas generales. Esto mismo comentaba con otros amigos durante el Congreso del PP de Castilla y León y nuestra opinión era unánime. Y no sólo por la superior valía personal del gallego con respecto a Zapatero, sino por el grupo del que se rodean. Seríamos los propios afiliados al PP quienes pediríamos la cabeza -en sentido metafórico- de Magdalena Álvarez o quienes jamás habríamos permitido que una persona como Bibiana Aído, sin experiencia profesional suficiente como para acceder a un Ministerio, por mucho que éste carezca de contenido y sea pura fachada, tomara posesión de tal cargo. Por desgracia, lo sufrimos los españoles; los que votaron con cabeza, y los que no, también.
La lealtad de Rajoy hacia Pamplona y Navarra es incuestionable, incluso abanderando aquella multitudinaria manifestación contra la venta de Navarra al País Vasco por parte del Ejecutivo de Zapatero. Por contra, Miguel Sanz y sus correligionarios le han pagado con la traición supeditada a sus propios intereses, condicionados por el inteligente pacto del PSOE y los posibles tejemanejes del empresario Antonio Catalán. De modo que en no mucho tiempo se volverá a poder votar al Partido Popular en Navarra, compitiendo por los votos de UPN. Los unionistas se han retratado ante su pueblo y es por eso que Mariano deja la puerta abierta a aquellos afiliados que deseen defender los valores "populares". Algunos se irán por convicción y otros por buscar un futuro político.
A Mariano no dejan de crecerle los enanos, y no por falta de liderazgo sino por los fuertes grupos de poder surgidos en los últimos tiempos, que son los que realmente han desgastado a Rajoy. Y es ahora cuando lamento el gran Presidente que ha perdido este país, aunque confío en que todo cambie en las próximas generales. Esto mismo comentaba con otros amigos durante el Congreso del PP de Castilla y León y nuestra opinión era unánime. Y no sólo por la superior valía personal del gallego con respecto a Zapatero, sino por el grupo del que se rodean. Seríamos los propios afiliados al PP quienes pediríamos la cabeza -en sentido metafórico- de Magdalena Álvarez o quienes jamás habríamos permitido que una persona como Bibiana Aído, sin experiencia profesional suficiente como para acceder a un Ministerio, por mucho que éste carezca de contenido y sea pura fachada, tomara posesión de tal cargo. Por desgracia, lo sufrimos los españoles; los que votaron con cabeza, y los que no, también.
Debería de haberse propiciado hace mucho tiempo. Con un partido que dirige alguien que dice que "podemos ser generosos con Navarra", no sé cómo no se ha roto antes.
Un saludo
El caso navarro es muy triste, y la discusión sobre de quién es la culpa, si Rajoy tuvo que hacer esto o lo otro, si hubo que romper antes o después me parece, al final, algo relativo. Que el PP haya de volver a construir el partido en Navarra, como si volviéramos a estar en 1977, pueblo a pueblo, es algo muy triste. Lo sería en cualquier Comunidad, pero más aún en una tan importante como ésta.
Más allá de la anécdota está el afán particularista de todos los políticos, en España: salvo que estén en el Congreso o en el Senado (e incluso muchos de ellos), aquí todo el mundo se vuelca en resolver los temas de su zona, y lo demás le va dando igual. Ver las inversiones de los Presupuestos del Estado por Comunidades, con unas que crecen un 30% (la que más, Navarra, claro) y otras que bajan la inversión respecto a 2008 es una invitación a la depresión.
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