"26 abril 2007"
Llevaba tiempo queriendo escribir acerca de esto, y ahora se me presenta la oportunidad. Ya veréis por qué. Efectivamente, la palabra desgasta, y mucho, y por ello los políticos la usan como ariete contra el grupo político de signo contrario. A veces, muchas por desgracia, no dudan en mentir con tal de hacer daño y arañar varios votos. Pero no es la única forma infalible de desgaste político, y eso lo saben de sobra el PSOE y la izquierda española, que son maestros en el arte de la movilización y la tergiversación de los hechos.
Ellos son los que, históricamente, han dirigido las manifestaciones y las han alienado, hasta tal punto que hoy en día se pueden contar con los dedos las movilizaciones que no tienen un fin intrínseco de desestabilización política; y es una pena. Por eso, cuando el PP decide apoyar una manifestación, ellos, tan conocedores del arte (¿o artimañas?) y de su poder, son los primeros que la critican y desacreditan. Sin embargo, nadie debería escandalizarse por esto, pues llevamos años viendo impasibles como comparan lo incomparable y después tapan sus chapuzas cuando resultan ser similares a lo anteriormente criticado y denunciado.
La lista de ejemplos puede que sea interminable, por lo que reseñaré algunos de los más característicos. Una catástrofe ecológica se cernió sobre las costas gallegas por el vertido del fuel del Prestige (un petrolero sin doble casco, algo que había reclamado España en el parlamento europeo) y la izquierda que lo vio como un flanco político en vez de desastre natural se lanzó a la calle y a los medios, hasta generalizar una palabreja y un movimiento cívico para el suceso: chapapote y nunca mais. Pero el tiempo es traicionero, y hace unos meses otro barco encalló cerca de Algeciras, el Sierra Nava (éste sí llevaba doble casco), y no supieron qué hacer hasta casi una semana después, pero lograron tapar el suceso y ya nadie se acuerda.
Volviendo a Galicia, tanto criticar la actitud del PP con respecto al Prestige y, a ellos, se les queman los montes gallegos. Ante la evidente impotencia decidieron acusar a los anteriores retenes (puestos por el PP) y con ello al Partido Popular, criminalizándonos una vez más. Al final resultó ser un ex-concejal del PSOE quien se encontraba en el centro de la trama, pero fueron capaces de silenciarlo todo, y ahora sólo son los gallegos los que padecen la incapacidad y la ruindad de sus dirigentes.
Finalmente, debo decir que consiguen tapar unos hechos con una facilidad pasmosa y airear otros con gran calado ciudadano, y eso, tampoco debe de ser tan sencillo, por lo que a lo mejor hay que aprender algo de todo eso, aunque sólo nos quedemos con la parte menos inmoral. Creo que consideran básico llegar a la gente, sea como sea, incluyendo mentiras (algo en lo que José Blanco no se corta). O, incluso, con campañas cobardes y ofensivas como hemos visto este fin de semana en Burgos.
PD: si nos aplicamos el dicho de ZP de "a cada insulto, una idea" nos vamos a quedar sin propuestas.
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