La gran trampa del MIR
Buen momento éste , a falta de 6 días para que los nuevos MIR comienzen a elegir su plaza, para hablar de una trampa que se está poniendo de moda de cara a esta oposición. Se resume en la picardía de los extracomunitarios para saltarse su cupo y poder optar en igualdad de condiciones que cualquier estudiante que haya cursado sus estudios en España. La situación no es para tomársela a mofa, pues este año casi 6000 aspirantes eran extracomunitarios, por 7000 españoles. Alucinante proporción.
Éste no es un tema de xenofobia, y menos de racismo, sino una cuestión de calidad asistencial, de formación médica y recursos económicos malgastados. Para quien quiera empaparse del tema a fondo dejo aquí la dirección de la Plataforma MIR, creada para defender los intereses de médicos residentes, normalmente bastante desamparados dentro del estamento médico.
El quid de la cuestión es que a los estudiantes españoles y comunitarios se les supone una formación académica en medicina de alto nivel, con programas de estudios perfectamente reglados y basado en criterios de calidad. Es por eso que tanto españoles como médicos formados en la Europa comunitaria, además de Andorra y Suiza, pueden optar a las plazas MIR en igualdad de condiciones en total libertad. Ahora bien, el nivel de un médico de un país extracomunitario es difícil equipararlo al nuestro, y por ello, y también siguiendo las políticas de la Unión Europea, se establece un cupo en torno al 10% de las plazas ofertadas.
Y la trampa consiste en que un requisito para optar en igualdad a los españoles y comunitarios es tener un visado de estudios, por lo que muchos extracomunitarios aprovechan para apuntarse a algunos de los cursos de preparación del examen MIR con la excusa de querer profundizar en sus conocimientos. Aquí entra en juego otro factor importante: el interés de estas escuelas. Una vez obtenido el visado optan por presentarse a la oposición como cualquier otra persona que haya estudiado 6 años en España. De tal modo que el dinero invertido en los estudiantes de facultades españolas empieza a perderse, teniendo que presentarse en varias convocatorias para lograr plaza, hecho que hasta hace un par de años apenas existía.
Ni siquiera el argumento de que la competencia aumenta el nivel es válido aquí, pues el baremo de calificaciones de los extracomunitarios les beneficia, ya que se hace una media entre el resultado del examen y la nota media de la carrera. Aquí es donde el nivel de exigencia de cada país es fundamental. Ni siquiera nos podrán engañar asegurando, mediante charlatanería, que su país goza de una excelente calidad médica, pues Fidel Castro se encargó de tirar por tierra el supuesto mito de la medicina cubana, pues al enfermar recurrió a un médico español del Hospital La Paz de Madrid, quien tuvo que trasladarse hasta La Habana, fruto de la desconfianza del dictador en sus propios médicos, ya que los medios fueron los mismos.
Propongo revisar la ley y exigir un mínimo de 3 años de formación académica en medicina en España u otro país miembro de la UE para poder optar en igualdad de condiciones que los estudiantes de España y UE.
Éste no es un tema de xenofobia, y menos de racismo, sino una cuestión de calidad asistencial, de formación médica y recursos económicos malgastados. Para quien quiera empaparse del tema a fondo dejo aquí la dirección de la Plataforma MIR, creada para defender los intereses de médicos residentes, normalmente bastante desamparados dentro del estamento médico.
El quid de la cuestión es que a los estudiantes españoles y comunitarios se les supone una formación académica en medicina de alto nivel, con programas de estudios perfectamente reglados y basado en criterios de calidad. Es por eso que tanto españoles como médicos formados en la Europa comunitaria, además de Andorra y Suiza, pueden optar a las plazas MIR en igualdad de condiciones en total libertad. Ahora bien, el nivel de un médico de un país extracomunitario es difícil equipararlo al nuestro, y por ello, y también siguiendo las políticas de la Unión Europea, se establece un cupo en torno al 10% de las plazas ofertadas.
Y la trampa consiste en que un requisito para optar en igualdad a los españoles y comunitarios es tener un visado de estudios, por lo que muchos extracomunitarios aprovechan para apuntarse a algunos de los cursos de preparación del examen MIR con la excusa de querer profundizar en sus conocimientos. Aquí entra en juego otro factor importante: el interés de estas escuelas. Una vez obtenido el visado optan por presentarse a la oposición como cualquier otra persona que haya estudiado 6 años en España. De tal modo que el dinero invertido en los estudiantes de facultades españolas empieza a perderse, teniendo que presentarse en varias convocatorias para lograr plaza, hecho que hasta hace un par de años apenas existía.
Ni siquiera el argumento de que la competencia aumenta el nivel es válido aquí, pues el baremo de calificaciones de los extracomunitarios les beneficia, ya que se hace una media entre el resultado del examen y la nota media de la carrera. Aquí es donde el nivel de exigencia de cada país es fundamental. Ni siquiera nos podrán engañar asegurando, mediante charlatanería, que su país goza de una excelente calidad médica, pues Fidel Castro se encargó de tirar por tierra el supuesto mito de la medicina cubana, pues al enfermar recurrió a un médico español del Hospital La Paz de Madrid, quien tuvo que trasladarse hasta La Habana, fruto de la desconfianza del dictador en sus propios médicos, ya que los medios fueron los mismos.
Propongo revisar la ley y exigir un mínimo de 3 años de formación académica en medicina en España u otro país miembro de la UE para poder optar en igualdad de condiciones que los estudiantes de España y UE.
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http://www.ibercampus.es/articulos.asp?idarticulo=12636
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