Del "No a la guerra" a mendigar
Efectivamente en el "No a la guerra" comenzó el declive del cine español. Esta opinión no es sólo mía, sino que Marisa Paredes, expresidenta de la Academia del Cine, se ha descolgado con estas declaraciones ayer en Santander. Ella considera que ése fue el punto de inflexión en el devenir del cine español en taquilla. Y es que si el cine patrio nunca estuvo muy bien considerado entre los españoles, después de aquel arrebato político -socialista- el cine español, y sus cineastas, actores y demás miembros del mismo, perdieron gran parte de su credibilidad a ojos de la opinión pública.
Pretendieron usar toda su fuerza mediática, aunque ésta apenas traspasara fronteras, para echar una mano -en nada altruista- al equipo de Zapatero en su objetivo de conquistar el poder. Lo hicieron a sabiendas de dónde se metían y decidieron llegar hasta las últimas consecuencias, ofreciéndonos una gala de los Goya esperpéntica de la que Valle Inclán estaría más que orgulloso. Animalario fue la compañía de teatro encargada de prerarar el tinglado (Alberto San Juan y Guillermo Toledo, para más señas), con la total connivencia de la por entonces presidenta de la Academia, la cual hoy se rasga las vestiduras.
Ese "No a la guerra", sólo a la de Irak, claro está, pretendieron vendérnoslo como una muestra más de su irrenunciable conciencia social, pero el mensaje que caló fue otro bien distinto. España entera se quedó perpleja ante el hacer de esta gente y, si bien unos pocos lo apoyaron, otros muchos empezaron a tomar conciencia de que esto no podía seguir igual. Así es la condición humana, y acertar no es fácil. Es triste, pero fueron ellos quienes erraron. Los niveles de recaudación han bajado bastante, a la par que su cuota de mercado, y, sin embargo, los últimos años se han caracterizado por un aumento del nivel del cine patrio. Una pena que llegue a las salas con el cartel de "cine español" heredero de aquel espectáculo.
Pretendieron usar toda su fuerza mediática, aunque ésta apenas traspasara fronteras, para echar una mano -en nada altruista- al equipo de Zapatero en su objetivo de conquistar el poder. Lo hicieron a sabiendas de dónde se metían y decidieron llegar hasta las últimas consecuencias, ofreciéndonos una gala de los Goya esperpéntica de la que Valle Inclán estaría más que orgulloso. Animalario fue la compañía de teatro encargada de prerarar el tinglado (Alberto San Juan y Guillermo Toledo, para más señas), con la total connivencia de la por entonces presidenta de la Academia, la cual hoy se rasga las vestiduras.
Ese "No a la guerra", sólo a la de Irak, claro está, pretendieron vendérnoslo como una muestra más de su irrenunciable conciencia social, pero el mensaje que caló fue otro bien distinto. España entera se quedó perpleja ante el hacer de esta gente y, si bien unos pocos lo apoyaron, otros muchos empezaron a tomar conciencia de que esto no podía seguir igual. Así es la condición humana, y acertar no es fácil. Es triste, pero fueron ellos quienes erraron. Los niveles de recaudación han bajado bastante, a la par que su cuota de mercado, y, sin embargo, los últimos años se han caracterizado por un aumento del nivel del cine patrio. Una pena que llegue a las salas con el cartel de "cine español" heredero de aquel espectáculo.
Así es. Ellos tomaron una decisión y ahora deben acatar las consecuencias de sus actos. Mi opinión es que el cine español, salvo contadas excepciones, no es bueno porque precisamente hace tiempo que renunció a ser cine y se convirtió en propaganda. Ojalá fuese de otra forma, pero ese gremio renunció descaradamente a una parte importante de su potencial público que, obviamente, no quiere alimentar a quienes le insultan.
Un abrazo y espero que estés disfrutando del verano!!
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