La gran marea roja provida
Como si aún estuviéramos en plena disputa por la Eurocopa una gran marea roja se apoderó ayer del centro de Madrid, mientras era secundada de manera más modesta en numerosos municipios españoles. El éxito de la misma, casi medio millón de personas según los organizadores, debería hacer recapacitar al Gobierno y a la parte sectaria de la sociedad española sobre un simple hecho: tanta gente puede estar equivocada, pero merecen ser escuchados. Pero encima puede que lleven la razón.
Mi postura sobre el aborto no calca las palabras, una a una, que reflejan la opinión del Partido Popular sobre el asunto. No obstante me aproximo más a las tesis populares que a las socialistas o las de los organizadores del evento de ayer, Hazte oír. Pero es innegable que los miembros de Hazte oír han descubierto cuál es el canal ideal para movilizar a la sociedad y hacerse notar, algo que otros grupos con una mayor experiencia son incapaces de lograr. Hazte oír ha conseguido situarse, al menos, al nivel de los grandes partidos en cuanto a movilización.
Lo de ayer fue todo un ejemplo, sin partidos políticos que secundaran la marcha de forma oficial, lo cual goza de todo el sentido del mundo habida cuenta que las tesis defendidas por PP y Hazte oír en temas morales suelen chocar lo justo como para hacer complicado que vayan de la mano. Y es que el tema del aborto es un asunto bastante serio en donde la moral y la moral influenciada por la religión juegan un papel primordial, lo cual hace complicado un entendimiento desde un punto de vista puramente racional.
Sin embargo nadie podrá sentirse ofendido por una manifestación pacífica que enoja al Gobierno quien rápidamente descarga sus iras sobre el PP y hace oídos sordos a una realidad tan tangible que es capaz de reunir a 500.000 personas en una misma ciudad gritando al unísono en defensa de la vida. Y es que si en algo estoy de acuerdo es en que hay que potenciar las adopciones y dotar de todos los medios y ayudas necesarias a esas madres que ven el aborto como un mal menor. El apoyo debe ser real, así como una correcta (in)formación sobre sexualidad que evite que los jóvenes frivolicen sobre el tema.
Otra cosa es lo de pretender que una menor aborte sin que sus padres tengan conocimiento de ello. Esto sólo me parece lógico en aquellos casos en que la joven mayor de 16 años se haya independizado, pero mientras rinda cuentas diariamente a sus padres, no creo que un embarazo sea un tema menor. Ahora bien, también es ésta una edad crítica en la que dar a luz, sin las ayudas necesarias, puede suponer un seria hipoteca de su vida, y no creo que ninguno podamos ser jueces de la vida de una adolescente por el hecho de haber cometido un error. Se trata de decisiones muy personales e íntimas.
Pero igual que detesto la actitud de intolerancia del PSOE tampoco puedo acallar mi repulsa al vídeo proyectado en ese colegio religioso de Logroño en el que las imágenes no sólo podían herir la sensibilidad de sus espectadores menores de edad y en plena formación, sino que también acongojan a mujeres de mayor de edad. Una cosa es explicar las técnicas del aborto desde un punto de vista médico y sus efectos sobre el feto y otra intentar adoctrinar de manera tan grotesca y poco científica.
Mi postura sobre el aborto no calca las palabras, una a una, que reflejan la opinión del Partido Popular sobre el asunto. No obstante me aproximo más a las tesis populares que a las socialistas o las de los organizadores del evento de ayer, Hazte oír. Pero es innegable que los miembros de Hazte oír han descubierto cuál es el canal ideal para movilizar a la sociedad y hacerse notar, algo que otros grupos con una mayor experiencia son incapaces de lograr. Hazte oír ha conseguido situarse, al menos, al nivel de los grandes partidos en cuanto a movilización.
Lo de ayer fue todo un ejemplo, sin partidos políticos que secundaran la marcha de forma oficial, lo cual goza de todo el sentido del mundo habida cuenta que las tesis defendidas por PP y Hazte oír en temas morales suelen chocar lo justo como para hacer complicado que vayan de la mano. Y es que el tema del aborto es un asunto bastante serio en donde la moral y la moral influenciada por la religión juegan un papel primordial, lo cual hace complicado un entendimiento desde un punto de vista puramente racional.
Sin embargo nadie podrá sentirse ofendido por una manifestación pacífica que enoja al Gobierno quien rápidamente descarga sus iras sobre el PP y hace oídos sordos a una realidad tan tangible que es capaz de reunir a 500.000 personas en una misma ciudad gritando al unísono en defensa de la vida. Y es que si en algo estoy de acuerdo es en que hay que potenciar las adopciones y dotar de todos los medios y ayudas necesarias a esas madres que ven el aborto como un mal menor. El apoyo debe ser real, así como una correcta (in)formación sobre sexualidad que evite que los jóvenes frivolicen sobre el tema.
Otra cosa es lo de pretender que una menor aborte sin que sus padres tengan conocimiento de ello. Esto sólo me parece lógico en aquellos casos en que la joven mayor de 16 años se haya independizado, pero mientras rinda cuentas diariamente a sus padres, no creo que un embarazo sea un tema menor. Ahora bien, también es ésta una edad crítica en la que dar a luz, sin las ayudas necesarias, puede suponer un seria hipoteca de su vida, y no creo que ninguno podamos ser jueces de la vida de una adolescente por el hecho de haber cometido un error. Se trata de decisiones muy personales e íntimas.
Pero igual que detesto la actitud de intolerancia del PSOE tampoco puedo acallar mi repulsa al vídeo proyectado en ese colegio religioso de Logroño en el que las imágenes no sólo podían herir la sensibilidad de sus espectadores menores de edad y en plena formación, sino que también acongojan a mujeres de mayor de edad. Una cosa es explicar las técnicas del aborto desde un punto de vista médico y sus efectos sobre el feto y otra intentar adoctrinar de manera tan grotesca y poco científica.
La mayoría de esos manifestantes no pueden estar más alejados de la realidad.
Por lo que respecta a mi postura sobre el tema del aborto y las niñas de 16 años, coincido totalmente con lo que dices al respecto.
desde un blog ilustrado, progresista y ateo, con el humanismo y la ciencia como banderas.
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